La Semana Internacional de la Crítica de Venecia alcanza su 40ª edición reafirmando su compromiso con el descubrimiento de nuevas voces cinematográficas a nivel global. Este año, el prestigioso certamen —que se celebra de manera paralela a la Mostra del Cine de Venecia— ha anunciado una selección oficial compuesta por siete películas provenientes de doce países. Sin embargo, la edición de 2025 llama la atención por una ausencia notable: no hay presencia de producciones ni coproducciones españolas o latinoamericanas en la competencia.
El acontecimiento, programado entre el 27 de agosto y el 6 de septiembre, retiene su esencia como un espacio destacado para cineastas en ascenso, con una selección curatorial que da prioridad a la diversidad en lo estético y lo temático. En esta edición, la selección se centra principalmente en obras europeas y de áreas como Oriente Medio y África, en un año donde la cooperación internacional continúa siendo prominente.
Una competencia dominada por las coproducciones internacionales
La alineación oficial abarca siete obras de ficción que reflejan una diversidad de culturas y estilos. Destaca Cotton Queen, dirigida por la cineasta sudanesa Suzannah Mirghani, que es una ambiciosa colaboración internacional entre Alemania, Francia, Palestina, Egipto, Catar y Arabia Saudí. Esta iniciativa subraya la naturaleza global del evento y confirma el creciente interés en historias originarias de África y el mundo árabe.
Otra obra notable en la competencia es Gorgonà, una coproducción entre Grecia y Francia bajo la dirección de Evi Kalagiropoulou, que se alinea con la tendencia de exploraciones autorales en el sur de Europa. Proveniente del Reino Unido, tenemos Ish, dirigida por Imran Perretta, que promete ofrecer una visión moderna desde una de las industrias cinematográficas más establecidas del continente.
Italia, nación que acoge el evento, también estará presente dos veces con Waking Hours, de Federico Cammarata y Filippo Foscarini, así como con Agon, de Giulio Bertelli, esta última realizada juntamente con Estados Unidos y Francia. Agon se desarrolla en el entorno de unos Juegos Olímpicos imaginarios, una idea que promete una historia ambiciosa con proyección global.
Termina la elección oficial Roqia, dirigida por el cineasta argelino Yanis Koussim, apoyada por una coproducción de Argelia, Francia, Catar y Arabia Saudí; y Straight Circle, codirigida por el inglés Oscar Hudson, en cooperación entre el Reino Unido y Sudáfrica.
Dos títulos únicos fuera de competencia
Además de las películas en concurso, el festival exhibirá fuera de competición dos filmes con cualidades únicas. Sterep Girls, bajo la dirección de Caroline Deruas Peano, dará inicio a la exhibición como el film de apertura. Esta obra franco-canadiense promete ser un comienzo emocionante que establece la pauta del evento. En cuanto al cierre, estará en manos de 100 Nights of Hero, una producción del Reino Unido dirigida por Julia Jackman, que concluirá con una perspectiva femenina y actual.
Una plataforma clave para el cine emergente
Desde su creación en 1984, la Semana de la Crítica ha sido una plataforma clave para promover la carrera de directores que están comenzando o que tienen una trayectoria emergente. Su independencia dentro del entorno veneciano le permite establecer una identidad curatorial autónoma, enfocada en la innovación y en descubrir talentos disruptivos.
La ausencia de obras procedentes de América Latina o del ámbito hispanohablante en esta edición podría interpretarse como una oportunidad de reflexión sobre los criterios de selección y el papel de la región en los espacios de circulación cinematográfica internacional. A pesar de la vitalidad creativa que ha caracterizado al cine latinoamericano en los últimos años, su representación en esta vitrina internacional ha quedado relegada en 2025.
Mientras se espera el anuncio del programa oficial de la Mostra, que será revelado próximamente por su director Alberto Barbera, la Semana de la Crítica de Venecia ya ha marcado el inicio de la conversación en torno a las nuevas tendencias del cine contemporáneo. Con una programación diversa pero también con vacíos notables, esta edición vuelve a confirmar el papel central de Venecia como termómetro de la creación audiovisual emergente a nivel global.
