¿cuál es hoy la pesadilla de Dante Choi y su empresa Peabody?
En lo que fue un paso de gigante, Dante Choi, que a los 12 años llegó al país desde su natal Corea y sin escala a Fuerte Apache, tuvo que pelear a brazo partido para salir de esa situación. Compró Peabody en 2004, la transformó y hoy lidera en los pequeños electrodomésticos de diseño.
En su despacho en el corazón de Palermo hay vinilos, libros y una decoración muy refinada. Sobresalen la foto de su padre, prisionero de guerra de los japoneses y la de un cucharón de acero, que construyó el padre y que sintetiza la resiliencia de los coreanos.
Mucho de eso se palpa en la vida de este empresario de 58 años, amante de la ópera, estudiante de filosofía en Púan, la sede de a UBA y que cita a los maestros griegos.
Choi cuenta que en los últimos meses mantiene una dura pugna con el Gobierno. El motivo principal de ese enfrentamiento es que le prometieron acceso a dólares que no llegan y en el mientras tanto “acumulé una deuda millonaria con mis proveedores que amenaza la continuidad”.
El 80% de los 300 productos que producen en Hurlingham y los que fabricarán en la ex de Whirlpool en la Tablada tienen componentes nacionales. “Nos dedicamos a calefactores eléctricos para invierno; ventiladores y aire condicionados para el verano. Después, la línea blanca, con pequeños electrodomésticos para cocinas. La integración nacional es alta y contamos con una red muy fluida de proveedores locales. Somos una compañía de 280 personas”, dice.
Su firma contabiliza importaciones impagas desde abril y es parte de ese conjunto de industrias que según la UIA acumulan una deuda en dólares de 38.000 millones.
“Los proveedores de muchísimos años están dejando de embarcar. Y vamos a tener que parar sí o sí en algún momento, entrar en un procedimiento de crisis y suspender a la gente”, advierte.
En el caso de Peabody la mayoría de los componentes se traen de China. Y Sinosure, “la entidad estatal china que asegura los créditos que otorgan a sus exportadores está evaluando la situación de Argentina en forma global y ya habla de suspender de forma masiva todos los embarques al país”, afirma Choi.
“Al firmarse el swap con China se implementó la Sira (permiso de importación) en yuanes. Y nosotros tenemos montones de Siras aprobadas en yuanes, pero no podemos pagar. Las condiciones eran 150 días después de la fecha de despacho de la mercadería. Como la mercadería tarda 60 días en llegar, la condición de pago era 210 días. Ese lapso ya pasó y los yuanes no aparecen. Las Siras vencidas fueron reperfiladas. La nueva fecha que nos indica la AFIP es a partir del 22 de octubre, justo después de las elecciones. Quién sabe qué puede pasar el 23 de octubre”, se alarma.
-¿Tiene algún fondo de reserva?
-Tenemos los pesos para comprar los yuanes invertidos en bonos del Gobierno, plazos fijos, fondos comunes. Pero si se produce una devaluación importante, vaya a saber con qué tipo de cambio se va a pagar y cuándo. Es la primera vez que sufrimos esta falta de reservas y de pagos. Y una gran incertidumbre.
Peabody importa algunos motores, controles electrónicos, resistencias eléctricas, aceros inoxidables, resinas de plástico y cables de cobre. En 2017 amplió la producción y envió a los gerentes a capacitarse en management japonés. “Contratamos ex ingenieros de Toyota, para mejorar el proceso productivo”, se enorgullece Choi.
En el medio lo sorprendió otra crisis con la devaluación de 2018, la pandemia y una suba brusca de la demanda. “A la planta de Hurlingham la empezamos a operar en 2015. Era un predio de 2.400 metros cuadrados. Y ahora tenemos 23.000 metros cuadrados”. Este año facturarán $20 mil millones.
-¿Qué pasa ahora con la demanda?
-Este año la demanda se sostuvo por el escenario inflacionario con gente que huye del peso a nuestros productos. Argentina tiene un ratio de consumo más acelerado que otros países. Pero tras las PASO, las ventas cayeron violentamente, entre 30 a 60%. En septiembre la situación mejoró, aunque es 20% inferior al año pasado.
-¿Cuánto incide la suba de precios?
-Hasta 2021 el aumento de precio importado acompañaba el tipo de cambio oficial, muy por debajo de contado con liqui, y a partir de abril lo que empezó a notarse es que el precio de bienes importados se despega del tipo de cambio oficial y se acerca al contado con liqui, todavía no del todo, pero se despega y sube mucho más que el tipo de cambio oficial. No es nuestro caso, nosotros estamos por debajo de la inflación.