La justicia de Rusia condena a Oleg Orlov, activista y cofundador de Memorial, a dos años y medio de prisión por criticar al ejército | Internacional
La justicia rusa ha condenado este martes a dos años y medio de cárcel al veterano activista Oleg Orlov, dirigente de la organización de derechos humanos Memorial, por un delito de desprestigio al Ejército. Nada más conocerse el fallo, los agentes del orden encapuchados han esposado a Orlov, de 70 años, y lo han introducido en una celda en la misma sala del Tribunal Golovinski de Moscú. El activista fue condenado por un artículo en el que llamó al actual régimen político “totalitario y fascista”, algo que, a la vista de lo ocurrido en los últimos meses, incluido la reciente muerte en prisión del opositor Alexéi Navalni, no exageró, según sus palabras, “ni un ápice”. Memorial fue galardonada con el premio Nobel de la Paz en 2022.
El pasado 11 de octubre, Orlov, que también se manifestó en la plaza Roja contra la guerra en Ucrania, fue multado con 150.000 rublos (1.505 euros) por este mismo caso, pero la Fiscalía recurrió el fallo al acusar a Orlov de “albergar odio ideológico y político” contra Rusia, tras lo que el Tribunal Urbano de Moscú ordenó repetir el juicio. Entonces, la jueza tuvo en cuenta como atenuante, entre otras cosas, la edad del acusado y su brillante trayectoria como activista durante los últimos 30 años.
Además, también fue acusado en esta ocasión de animadversión contra los principios morales tradicionales y también contra los valores patrióticos que profesa el Kremlin. “Nos acusan de desprestigio, sin explicar de qué se trata y en qué se diferencia de la crítica legítima. Nos acusan de difundir intencionadamente información falsa sin molestarse en demostrar su falsedad”, dijo Orlov la víspera al pronunciar sus últimas palabras.
Más de una decena diplomáticos occidentales, incluidos representantes de Estados Unidos y la Unión Europea en la capital rusa, asistieron el martes a la vista, según informó Memorial en Telegram. Durante el proceso, Orlov se negó a reconocer su culpa y renunció a la presencia de testigos en su defensa, aduciendo que podía acarrearles un riesgo, ya que él fue catalogado a principios de febrero como agente extranjero. El fallo coincidió con el noveno aniversario del asesinato cerca del Kremlin del dirigente opositor y exviceprimer ministro ruso, Borís Nemtsov.
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