diciembre 10, 2024

La pobreza en América Latina alcanza el nivel más bajo desde 1990, pero persisten los desafíos

La pobreza en América Latina alcanza el nivel más bajo desde 1990, pero persisten los desafíos

Santiago de Chile (EFE). La pobreza en América Latina alcanzó un mínimo histórico en 2023: 27,3%, lo que representa 172 millones de personas. Esto representa una disminución del 1,5% respecto a 2022, según divulgó este martes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Esta reducción es la tasa de pobreza más baja desde 1990.

La pobreza extrema también mostró una mejora, cayendo al 10,6%, lo que corresponde a 66 millones de personas. Si bien esta cifra es un 0,5% inferior al nivel de 2022, aún se mantiene en el nivel observado en 2014, cuando la pobreza extrema alcanzó su nivel más bajo en tres décadas.

Sin embargo, las expectativas para el próximo año no son muy alentadoras. Según la CEPAL, en 2024 la pobreza podría disminuir ligeramente, en apenas 0,5 puntos porcentuales, mientras que la pobreza extrema podría permanecer sin cambios. Esta previsión se basa en las bajas expectativas de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para 2023, estimado en 1,7% para América Latina.

El secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, advirtió que el panorama no era optimista y destacó la necesidad de mejorar los programas de protección social en la región. Durante la presentación del informe anual “Paisaje social de América Latina y el Caribe 2024: Desafíos de la protección social no contributiva para promover el desarrollo inclusivo”, Salazar-Xirinachs enfatizó la urgencia de fortalecer los sistemas de protección social para reducir las desigualdades y mejorar las condiciones de vida. entre los sectores más vulnerables.

El informe detalla que la reducción de la pobreza en 2023 se debe en gran medida al positivo desarrollo económico de Brasil, uno de los países más influyentes de la región. Otros países que también han contribuido a esta tendencia son Paraguay, República Dominicana, El Salvador y Colombia, donde el aumento de los ingresos salariales ha jugado un papel clave en la reducción de la pobreza, según la CEPAL.

A pesar de estos avances, las transferencias públicas, incluidas las provenientes de programas de protección social no contributivos, siguen siendo esenciales en la lucha contra la pobreza. Estos programas, dirigidos a personas que no podían aportar lo suficiente al sistema de pensiones o de seguridad social, han tenido un impacto significativo en la mejora de las condiciones de vida de millones de personas.

Alberto Arenas, director de desarrollo social de la CEPAL, destacó que los sistemas de pensiones no contributivos son uno de los mayores logros en el desarrollo de la protección social en América Latina. Estos planes, que han ampliado su cobertura en las últimas dos décadas, han contribuido a una reducción del 14,3% de la pobreza entre las personas de 65 años o más.

La importancia de estos programas es obvia, especialmente en un contexto en el que la distribución de la riqueza sigue siendo profundamente desigual en América Latina. A pesar de los avances en la reducción de la pobreza, ésta continúa afectando de manera desproporcionada a ciertos grupos de la población, como las mujeres en edad de trabajar, los niños, los afrodescendientes y los que viven en zonas rurales.

El informe de la CEPAL señala que se debe garantizar un nivel mínimo de recursos financieros para avanzar hacia la erradicación de la pobreza hacia 2030. Recomendamos que se utilice entre el 1,5% y el 2,5% del PIB, o entre el 5% y el 10% de todo el gasto público, para financiar programas de protección social no contributivos. Estos fondos serían administrados por los ministerios de desarrollo social de cada país o instituciones equivalentes.

Sin embargo, la pobreza en América Latina no sólo está relacionada con la falta de ingresos, sino también con factores estructurales como la desigualdad de género y una división injusta del trabajo. El informe destaca que más del 50% de las mujeres de la región no participan en el mercado laboral, dedicándose exclusivamente al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Esta situación no sólo limita sus oportunidades económicas, sino que también dificulta su acceso a la protección social, perpetúa las desigualdades de género y aumenta su vulnerabilidad.

El envejecimiento de la población de la región también plantea nuevos desafíos a los sistemas de protección social. A medida que aumenta la proporción de personas mayores, aumenta la demanda de servicios de salud y seguridad social, lo que ejerce aún más presión sobre los recursos públicos. La CEPAL advierte que, sin una planificación y financiación adecuadas, los sistemas de protección social de la región pueden enfrentar serias dificultades para satisfacer las necesidades de una población que envejece.

Otro desafío importante que enfrenta la región es la crisis en los sistemas de supervisión y control de los programas sociales. La falta de una supervisión adecuada y eficaz ha hecho posible en algunos casos que los recursos de protección social no lleguen a quienes realmente los necesitan. La CEPAL enfatiza que es esencial mejorar los mecanismos de seguimiento para asegurar que los programas sociales sean efectivos y lleguen a los sectores más vulnerables de la población.

A pesar de estos desafíos, la reducción de la pobreza en 2023 indica que América Latina tiene el potencial de seguir avanzando en la lucha contra la desigualdad. Sin embargo, para que estos avances sean sostenibles, los países de la región deben redoblar sus esfuerzos para mejorar sus sistemas de protección social, aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral y garantizar una distribución más justa de la riqueza.

En este sentido, la CEPAL sugiere que una de las claves para lograr un desarrollo inclusivo en la región es la adopción de políticas que promuevan la igualdad de género y faciliten la integración de las mujeres al mundo laboral. Además, se deben implementar programas especiales para los grupos más vulnerables, como los niños, los afrodescendientes y los que viven en zonas rurales, para que todos tengan acceso a oportunidades económicas y sociales.

En conclusión, si bien reducir la pobreza en América Latina para 2023 es un importante paso adelante, aún queda mucho por hacer para garantizar que todos los residentes de la región puedan vivir con dignidad. El informe de la CEPAL deja claro que sin un fuerte compromiso de los gobiernos para mejorar los sistemas de protección social y abordar las desigualdades estructurales, los avances logrados pueden ser temporales. La lucha contra la pobreza en América Latina es una tarea constante y un futuro más justo para todos sólo puede lograrse mediante políticas inclusivas y sostenibles.

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