¿Quién va a querer invertir en España cuando aún no tenemos ni el mando ni mucho menos el rumbo?
El presidente de CEOE Castilla y León, Santiago Aparicio, ha criticado este martes “la perpetua incertidumbre donde las previsiones, los planes, los proyectos y las hojas de ruta se las lleva el viento entre procesos electorales” para preguntarse ¿Quién va a querer invertir en España cuando aún no tenemos ni el mando ni mucho menos el mando”.
Aparicio ha presidido en Salamanca junto con el máximo responsable de la patronal, Antonio Garamendi, la gala de entrega de los Premios CEOE Castilla y León, en la que se ha reconocido a “grandes ejemplos de gestión, liderazgo, perseverancia, coraje y tesón, visión estratégica, templanza y decisión”.
Así, han sido reconocidos Adolfo Sánchez Yánez, Raúl Melgosa Arcos y Juan Emilio Andino Rueda, Juan María Vallejo Fernández; los hermanos Pedro y Nieves Sánchez Barbero, Isidoro Alanís Marco, Raquel Conde Santos y Roberto González Hernansanz, lLa Plataforma Odoricio, Francisco Javier Meléndez Juárez y los hermanos Carlos y Miguel Sever Rodríguez.
El presidente de CEOE se ha lamentado de que “otro año más debemos poner el foco en las amenazas recurrentes a las que seguimos haciendo frente. La morosidad no para de crecer, aunque en menor medida, eso sí, que la de las previsiones más agoreras. Como el resto de la sociedad, el empresariado también es víctima de los costes al alza de la financiación por las subidas de tipos. La capacidad de pago creciente se ve cada vez más presionada y la dificultad para acceder al crédito sigue enquistándose y lastrando consumo y crecimiento”.
En el plano del empleo, el absentismo sigue representando “un mordisco de considerables dimensiones a nuestras cuentas de resultados”. A esto se suma la dificultad, cada vez más acuciante, para encontrar perfiles adecuados. “Por eso el sector empresarial de Castilla y León sigue creyendo firmemente en herramientas como la Formación Profesional Dual”.
El dirigente empresarial ha añadido que “quienes miramos al futuro con un plan sobre la mesa, intentando seguir cada paso trazado y con metas para cumplir, no podemos hacer otra cosa que asistir con perplejidad a un periodo de perpetua incertidumbre donde las previsiones, los planes, los proyectos y las hojas de ruta se las lleva el viento entre procesos electorales mientras la sociedad, paciente hasta límites proverbiales, espera que alguien tome las riendas de este país y termine de una vez con el recelo inversor que nos sigue mirando de reojo. ¿Quién va a querer invertir en España cuando aún no tenemos ni el mando ni mucho menos el rumbo?” se ha preguntado.
Por ello, ha reclamado “seguridad jurídica, clarividencia regulatoria, calidad de la norma y manos tendidas que estimulen la colaboración público-privada”, pero también estabilidad presupuestaria y la generación de un entorno donde “se fomente una competitividad sana dentro de un modelo en transformación constante”. En su opinión, la lucha contra las perniciosas consecuencias de la inflación debe ser otra de las prioridades.
A la vez ha alertado de que “la deriva que toma poco a poco España -una deriva, sorprendentemente, que provoca poco bullicio mientras nos condena a la irrelevancia- está abocando a nuestras empresas a resignarse a ocupar un puesto secundario en la economía mundial a pesar de tener las herramientas, el know how y un potencial de talento imbatible”.
Aparicio ha concluido que “necesitamos representantes públicos convencidos de defender los intereses empresariales como se merecen”.